Sentada en el sillón, lo veo desesperado jalar el polvo talco para los pies. Yo lo había elegido -entre cientos- de un portal de internet, había amado sus ojos tristes y cada palabra suya como un pájaro recién nacido en primavera.
Llegó una mañana de Diciembre con olor a manzanas, rumba y ron. Traía su risa y su historia en su morral. Luego traería sus recuerdos de niño mimado y taimado. Ese día Santiago se transformó en sol.
...Yo lo veo jalando la nada en la mesa de vidrio, mientras el árbol de Navidad mudo, ilumina en colores, la inútil muerte de un corazón.