Algún día se enterarían de quién era el que movía el espejito y hacía chispear el collar de perlas de la señorita Rosa al tiempo que sus uñas largas y rojas trazaban en la pizarra los problemas de matemáticas. En cambio, jamás se descubriría que en él quedaban reflejadas las soluciones, aunque multiplicadas por dos y divididas por cuatro. El espejito no dejó de ser mágico hasta el día en que, atraído por la tentación, se lo cambié a “Bizcocho” por su canica de fulgores verde azulados; la magia saltó a la canica.
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sábado, 11 de octubre de 2008
El Espejito.
Publicado por josef en 12:06 30 vagancias
Etiquetas: josef
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